miércoles, 29 de abril de 2015

¿Qué dejarás en el mundo cuando mueras?

¿Qué dejarás en el mundo cuando mueras?

Hace unos días, discutí con un amigo, al que considero mi igual crativo (él en juegos de rol, yo en literatura), esta pregunta. Además de los clásicos "memorias y buenos recuerdos en las personas que te quieren", a poco más llegamos. Somos el resultado del caos, una posibilidad tan pequeña que no se consideraba siquiera como caso aislado, y aún así, aquí estamos, la humanidad y todas las personas que la componen.

Hay quienes pueden paliar esta angustia con traer descendencia al mundo. Es la salida más "fácil", en especial para las mujeres, quienes son las que terminan dejando muchos proyectos de lado para cuidar de sus vástagos (padres que cumplen como tales hay, pero la inmensa mayoría son madres). Ver cómo sus futuros se marchitan con cada descendiente es aterrador, mientras que tironean de ella, de esa mujer, ahora madre antes que nada, luchando para ser mil mujeres a la vez y no explotar en el intento.

Muchas personas han aportado su granito de arena para que yo, hoy, sea quien soy. Personas vivas, personas muertas hace mucho o que conocí cuando estaban vivas, personajes creadas por personas, y la lista sigue. Algunas de ellas fueron ese minúsculo empujoncito que hizo que fuese hacia un sitio y no otro, resultando en puntos centrales de mi existencia, en lo que soy hoy, ahora.

Alguna vez me dije que ganaría el Nobel de literatura. ¿Para que la falsa humildad, si para soñar en chico ya está la vida?

Ahora, miro cuánto me han influenciado quienes han ganado ese galardón, y veo poca influencia. En cambio, he visto a muchas autoras y autores escribir de forma que me hacen desear ser más de lo que soy, mejor de lo que soy, no una masa inerte.Quienes me han llevado a un fandom donde conocí personas, buenas y malas, personas que conocí unas semanas o con las que aún sigo en contacto.

Esa clase de escritora quiero ser.

Por eso escribo, por eso publico, por eso deseo llegar a más gente: no sólo por motivos personales (¿quién no ha deseado poder vivir de la escritura, hacer de su ciudad lo que Rowling ha hecho por Londes o King por Maine, ser reconocida?), sino para devolver algo de lo que esas personas, vivas o muertas, reales o imaginarias, han hecho por mí.

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