martes, 22 de marzo de 2016

De qué vive una escritora latinoamericana

Allá lejos y hace tiempo, no recuerdo si en el Clarín o en el Critica de la Argentina, salió una nota con el título "De qué vive un escritor". En resumen, de cualquier cosa menos de lo que escriben, salvo un puñado de afortunados que llaman la atención por tal o cual cosa. Limpian piletas, trabajan de abogados, son docentes... pero la triste realidad es que, en este lado del charco y en esta zona, no se puede vivir de la escritura.

¿Triste?

En otros países, como en Estados Unidos, hay asociaciones donde quienes escriben defienden sus derechos. Nótese que les escribientes yanquis son los que más se respetan en el mudo editorial, y con "respeto" quiero decir "dinero". En ese país sí se puede vivir de la escritura, y ve tú a protestarles.

Por eso, la escritura yanqui, salvo honrosas excepciones, sabe a plástico.

Como ya se dijo en Zen Pencils, en un cómic sobre una frase de Bukowski que ya no está (por pedido de los editores del escritor), si esperás a que todo esté bien para escribir, a que los vientos te favorezcan, entonces sólo vas a encontrar excusas para no escribir. Escribe aunque estés desempleada, buscando trabajo, cuando tomas el transporte público, en ese momento en que no puedes hacer otra cosa que esperar. Nunca, nunca será el momento adecuado, y si bien sería genial el poder vivir de tus novelas, hazte a la idea que lo mejor es tener un trabajo que te de de comer.

Si tienes éxito y puedes vivir de eso, genial, pero si no, puede que tu carrera en las letras termina antes de empezar. Quizás una obra posterior hubiese llegado a los anales de la historia, o habría inspirado a alguien a hacer algo grande, pero dejaste antes, porque el mundo no se portó bien con vos. Resulta que el mundo nunca se porta bien con nadie, y si lo hace, es momentáneo.

Por supuesto que en el gran país del norte hay gente así, que escribe sabiendo que lo más probable es que siempre tenga que trabajar de algo para comer, pero así y todo lo hace. Las que escribimos lo hacemos sabiendo que no llegaremos al nivel de Rowling, pero eso no nos detiene. En el Reino del Caos, en Argentina, país de saldos y retazos humanos que nadie más quería, quienes escribimos lo hacemos por la cultura, y no (tanto) por la plata.

¿Que si quiero vivir de mi escritura? Por supuesto.

¿Si desearía ser exitosa y me ofrezcan contrato de muchos ceros por los derechos de filmar mis historias? Oh, sí.

¿Que si quiero devolverle a mi ciudad parte de lo que me ha dado? Sí.

Y, sabiendo que puedo quedar en un simple intento más, así y todo, seguiré intentando.

Hola mundo. Acá estoy. Yo escribo.

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