domingo, 21 de febrero de 2016

La importancia del fan-art

Cualquier persona que haya buscado información sobre una película, serie (de animación o live-action), libro o videojuego (por citar unos ejemplos) se lo ha topado. El fan-art (en genérico), todas las palabras y notas y dibujos que han inspirado obras de terceras personas, a terceras personas. El fan-art es parte de la cultura del fandom.

El fanfiction es el más conocido de todos: escribir historias sobre personajes preexistentes. También existe el fanart (en particular), todos los dibujos que has visto, incluidos los personajes originales. Los AMV y CMV; videocplis con música, que en la parte de video tiene secuencias, animaciones e imágenes.

Créase o no, el fan-art, la cultura del fandom hecha arte, tiene no poco valor.

He buscado animes sólo por un AMV, y por un AMV he conocido grupos de música geniales.

He leído fanfics que están a la altura de la obra en que se basan, o que incluso la superan.

Ha habido fanfics que inspiraron a las mismas obras en las que estaban basadas.

Se publican fanfics en fanzines, y hasta han llegado a publicarse como obra distinta a aquélla en que se basaron (mierdúsculo y sus repugnantes cincuenta sombras es la más sonada y, antes de eso, "El ocaso de los altos elfos", fanfic de Harry Potter).

Lauren Faust, quien en su niñez vio las primeras generaciones de la serie de "Mi Pequeño Poni", se inventaba historias entre los personajes. Muchas de esas historias las utilizó para escribir los guiones de la primera temporada de la serie "Mi Pequeño Poni: la magia de la amistad", y se le consultó para los guiones de la segunda temporada.

Hay música inspirada en obras que no incluyen audio en su forma de publicación.

El fan-art, sea en el formato que sea: desde esos detestables OC, Gary Stu y Mary Sue, que son simplemente un trazado sobre personajes de la obra original con otros colores o dos o tres detalles cambiados para disimular, hasta esas obras que merecen estar en la serie o que incluso superan a la obra original... El fan-art es todo eso y más.

Pero hay algo que se les escapa a quienes dicen que en fanfiction es pura basura (y muchas obras de fan-art lo son).

El fan-art es un ensayo.

Hace unos días, leí en Tumblr algo en las líneas que todas esas historias malas, todos esos garabatos deformes, todos esos acordes desafinados, eran los escalones que debías subir para mejorar. Puede que no hayan sido bonitos, pero nadie empieza sabiendo. Son los borradores de lo que, en un futuro, podría ser la clase de obra que marca un antes y un después.

Muchas obras, en todos los formatos imaginables, han sido inspiradas por otras, obras anteriores, y eso se nota. Todo el mundo empieza copiando: de allí se pasa al estilo propio, a los propios personajes, a las propias historias, a las propias obras. En fan-art es parte del desarrollo como artista, aunque no se aprecie a nivel consciente.

Hay quienes no publican obras propias jamás. Están felices contribuyendo con sus fan-art al correspondiente fandom, y siguen así toda su vida. Y hay otras personas que deciden dar el paso.

Yo soy de las últimas.

Cada quien evoluciona de forma diferente: la primer novela que escribí tenía la calidad de fanfic principiante, y la que publiqué el año pasado ("Trenza", no sé si lo mencioné por aquí) es el resultado de más de una década de escritura constante, más de veinticinco años de absorber historias en diversos formatos, y de pasarlas a fanfics, algunos de los cuales hoy me avergüenzo. Algunos ya no existen en internet. Esto es sólo una parte de mi camino. 

Camino que, como dice la canción, se hace al andar.

Me voy a ver unos AMV y vuelvo.

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